Cómo aliviar el dolor de una contractura muscular.
La contractura es una contracción involuntaria de los músculos que deriva de un esfuerzo excesivo y que puede provenir de múltiples causas. Puede resultar dolorosa y limitante, así que aliviar la contractura debe convertirse en objetivo prioritario cuando aparece.
Eso sí, tan importante como saber calmar es aprender a prevenir: corrige tu postura, haz ejercicio con regularidad con el calentamiento previo, evita el sobrepeso y lleva una buena alimentación. Todo influye.
Causas de las contracturas musculares
La mala postura está entre las causas más comunes de la contractura. Se considera como tal la que no permite que la espalda se apoye correctamente en la silla o el sofá, o la que mantiene el cuello demasiado bajo mirando una pantalla durante un tiempo prolongado.
Otra causa común es la realización de ejercicio físico sin el calentamiento previo, que es obligatorio, de manera que se somete la musculatura a movimientos para los que no estaba aún preparada.
El frío también influye, pues al sentirlo fuerza nuestra postura y nos tensa. La mala hidratación y alimentación, por otra parte, no nos permite obtener los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de los músculos, pues la falta de magnesio y potasio deriva en más posibilidades de desarrollar contractura.
Cómo podemos aliviar una contractura
La prevención es el mejor remedio para una contractura muscular, pero una vez ha aparecido hay formas de aliviarla.
Aplicar calor o frío
Están entre los remedios clásicos para contracturas, y cada uno cumple su función.
El calor actúa a un nivel superficial y es útil para aliviar el dolor de forma momentánea. Puedes aplicarlo con bolsas de agua caliente o con parches térmicos que se ajustan bien a la piel. En un mismo paquete puedes encontrar parches para la zona lumbar y para el cuello, en caso de que te preguntes cómo aliviar la contractura cervical.
El frío penetra en capas más profundas de la piel, luego es más efectivo para que el dolor desaparezca, aun cuando resulta menos calmante de primeras. Si quieres combinar uno y otro, hay cajas con bolsas reutilizables con gel que proporcionan frío o calor, y que vienen con una cinta de sujeción para un uso cómodo y efectivo.
Aplicar analgésicos
El analgésico de uso tópico como los de formato espray resultan también muy efectivos, por lo que es habitual en contracturas musculares de prácticamente cualquier tipo. Lo que hace es aliviar el dolor que producen, y se puede emplear en niños/as a partir de los 12 años.
La piel lo absorbe rápidamente y el calor que proporcionan las friegas también ayuda a aliviar. Se recomienda su uso por unos siete días o hasta que el dolor remita, pues en caso contrario habrá que consultar a un médico.
Hacer estiramientos y ejercicios suaves
No son recomendables los movimientos bruscos cuando se trata de eliminar una contractura, pero sí que hagas alguna actividad física suave para eliminar la tensión.
Entre los ejercicios que puedes realizar están los propios del calentamiento, las caminatas a paso tranquilo y el yoga para principiantes.
Masajes en la zona
Ejercer una suave presión sobre la contractura ayuda a aliviar, y puedes hacerlo tú mismo/a en caso de ser una zona accesible. Localiza el foco del dolor, presiona hasta que desaparezca y repite.
Un especialista te ayudará de un modo más efectivo con masajes terapéuticos y electroterapia, así que si el dolor no remite o va y viene con frecuencia, ponte en sus manos.
En definitiva, para aliviar la contractura hay métodos diversos a los que puedes recurrir, tanto para reducir el dolor como para destensar y recuperar. Eso sí, no olvides que la mejor solución es prevenir.