Cómo podemos prevenir la conjuntivitis en la piscina o playa en los niños.
Ojos enrojecidos, lagrimeo, sensación de tener arenilla en los ojos junto con, a veces, sensibilidad a la luz, al viento o presencia de legañas. Seguro que te suena: vamos a hablar de conjuntivitis.
En concreto, hablaremos de lo que se conoce como conjuntivitis de la piscina. Se trata de una conjuntivitis vírica o bacteriana, como las demás, pero que se transmite a través de virus o bacterias que pueden estar presentes en el agua y que el cloro no siempre logra eliminar por completo. Se trata de una infección muy común en verano, en especial en los niños, y también puede contraerse en la playa.
¿Qué es la conjuntivitis?
Desde el punto de vista etimológico, la conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva de uno o de ambos ojos. Puede ser producida por virus, bacterias, alérgenos y sustancias químicas diversas. Pero, en general, si hablamos de conjuntivitis sin más nos referimos a la conjuntivitis que se contagia, a la causada bien por virus, bien por bacterias patógenas.
Consejos para prevenir la conjuntivitis en la piscina o playa
Las conjuntivitis víricas y bacterianas son muy contagiosas. Por lo general, comienzan afectando a un ojo, pero el hecho de llevarnos las manos de manera inconsciente a los párpados o el reutilizar pañuelos hace que pronto ambos ojos se encuentren afectados.
Ahora pensemos en un niño pequeño al que le pican o le escuecen los ojos: ¿de verdad nos va a hacer caso y no va a tocarlos nunca, ni siquiera por un descuido? Ya sabes cómo se contagia la conjuntivitis con tanta facilidad entre los más pequeños, además de por compartir toallas con alguien previamente infectado.
Pero estábamos hablando de conjuntivitis y piscina o playa. En ambos lugares se multiplica el riesgo de contraer una conjuntivitis infecciosa no solo porque las cepas de virus o bacterias se encuentren presentes en el agua, sino también porque la brisa del mar y el cloro del agua de las piscinas nos irrita los ojos y los hace más susceptibles a sufrir infecciones.
El sol también colabora, por lo que todos, niños y adultos, deberíamos acudir a las playas y a las piscinas abiertas con unas buenas gafas de sol, homologadas, y usar fotoprotección que se puede aplicar en el rostro si nos la aplicamos cerca de los ojos.
Los protectores solares faciales se formulan teniendo en cuenta que cabe una pequeña posibilidad de que un poco de producto penetre a través del lagrimal con el calor y el sudor, pero eso no se tienen en cuenta a la hora de formular protectores corporales, por eso es recomendable no aplicarlos cerca de los ojos.
Por último, tras cada chapuzón es conveniente secar bien la cara, párpados incluidos, con el fin de evitar que pueda entrar agua contaminada en los ojos. Cada persona debe tener su propia toalla, para que no se produzcan contagios por compartirla.
¿Cómo reaccionar ante la conjuntivitis?
Lo primero es que los adultos mantengamos la calma, pues si el niño es muy pequeño se puede sentir asustado porque no comprende qué le pasa en los ojos.
Las conjuntivitis víricas son autoconclusivas, es decir, remiten en unos días. Pero se pueden aliviar las molestias que las acompañan con algunos colirios que también sirven para calmar los ojos irritados por causas diversas como el humo o la falta de sueño. En general, las conjuntivitis víricas no se acompañan de una formación importante de legañas, aunque si transcurridos dos días el niño no mejora, es mejor asegurar el diagnóstico consultando a un médico.
En cambio, si los ojos segregan legañas líquidas o purulentas, que pueden llegar a unir las pestañas durante el sueño, lo más probable es que estemos ante una conjuntivitis bacteriana y esta requiere un tratamiento antibiótico. Lleva al niño al médico cuanto antes, porque si no se pone tratamiento rápido las molestias irán en aumento.
Mientras dure la conjuntivitis no podéis compartir toalla, ni cremas para el sol o, si hablamos de adultos, maquillaje. Las conjuntivitis bacterianas repiten con facilidad, por lo que el mismo día que termines tu tratamiento antibiótico o el del niño afectado por la conjuntivitis, tienes que echar a lavar las toallas que hayan tocado el rostro y las manos de las personas infectadas y elegir el programa de lavado con agua caliente. Lo mismo se aplica a los pañuelos de tela.
Las conjuntivitis pueden aparecer en cualquier época del año pero hacen su agosto en verano, en playas y piscinas. Los niños pequeños son los más susceptibles a infectarse por frotarse los ojos o compartir toalla. La prevención de la conjuntivitis de piscina pasa por evitar todos los agentes irritantes oculares y por secarse bien tras cada chapuzón, pero si pese a todo hay un contagio, resulta importante distinguir entre conjuntivitis vírica y conjuntivitis bacteriana. La primera se puede aliviar con colirios inocuos, mientras la otra requiere de antibioterapia.